jueves, 15 de noviembre de 2012

Autónomos o autómatas

Don Alejandro Por Cuenta Propia decidió en su día, los motivos no enriquecen ahora el asunto, constituirse en patrón y obrero, asignarse las tareas profesionales como si fuera jefe y llevarlas a cabo a la manera de un empleado. Ya había oído a gente en circunstancias similares que, como todo en esta vida, pasar del régimen general al de autónomo iba a depararle la ventaja de la libertad y migrañas permanentes por el nuevo trato con Hacienda y la Seguridad Social. Alimento para el alma y dolor en el bolsillo.

Media década después Don Alejandro da fe de ambas cuestiones con la firmeza del notario. Se distribuye el tiempo a conveniencia y teclea el ordenador portátil en el rincón que elige de su casa. Pero siente también los cachetes que le propina la Administración con la cadencia temporal de un calendario suizo. A finales de cada mes paga un pastón por la cobertura sanitaria y cuatro veces al año tributa el IVA salvaje que, a menudo, no ha cobrado. El señor Por Cuenta Propia entra en combusión cuando oye a los políticos hablar sobre la gratuidad del sistema sanitario. ¿Acaso las cuotas a ritmo de diapasón para 'asegurarse' la asistencia médica y la pensión incierta no son pagos?

Pensando en ello cae Don Alejandro en la cuenta de que la enfermedad le está vetada, que una jornada improductiva es un día sin ingresos. Los vocablos unidos 'baja laboral' le suenan antiguos, como cuando veía la televisión en blanco y negro en el modesto domicilio maternal y paterno.

A este hombre que optó por la libertad condicional le enoja la arbitraredad ventajista de los poderes públicos en el manejo de 'su' dinero. Acude en mayo a declarar los ingresos del ejercicio anterior y se sienta a esperar que le crezca la barba. Cuando le alcanza el pecho aún no ha percibido la cantidad marcada en la casilla 'a devolver'. Los amigos con nómina le confirman que a ellos les han ingresado el parné en 48 horas. Y entonces entiende que para Hacienda, todo autónomo es un defraudador en potencia, que las lupas se inventaron para escrutar a profesionales y emprendedores. Allá por noviembre, medio año después de su desigual entrevista con Hacienda, la maquinaria administrativa devuelve el dnero que pertenece a Por Cuenta Propia, los billetes que el poder público  ha retenido para obtener unos réditos que correspondían a Don Alejandro.

Ninguno partido del arco parlamentario, y ya hay cámaras legislativas, ha contribuido con algo verdaderamente eficaz que ayude a la gente subida al trapecio sin condón para abrir una empresa y generar un par de empleos. Las formaciones políticas entienden que profesionales y autónomos se mueven en los terrenos de la sospecha donde habitan los defraudadores. Defraudado se siente este sector, del que los políticos solo se acuerdan para recaudar el dinero que meten meses en el congelador hasta dejar helados a los vasallos autómatas del sistema.

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