miércoles, 12 de diciembre de 2012

Aire envasado al vacío

Como seguidor de 'La Parroquia del Monaguillo' (madrugadas en Onda Cero) me ha venido a la mente un libro que han escrito las dos "estrellas mediáticas" -así se definen ellos- que conducen el programa de humor con el relámpago de su rapidez mental. "¿Para qué sirve un cuñado?" se titula una obra parida para el regocijo de la gente. Trastocando solo el final de la frase me vale la interrogación. Porque yo, como muchos ciudadanos más, me pregunto de qué nos vale el Senado. La Constitución define el régimen legislativo español como un sistema parlamentario bicameral. Conocemos las funciones del Congreso, pero aún tratamos de entender la utilidad de -tiene grandilocuencia la cosa- la Cámara Alta. Ese teórico órgano de la voluntad popular en la que apenas nos sentimos representados.

Indago y no le encuentro sentido. Por salvar algo, la posibilidad de elegir a bolígrafo y con un aspa la identidad de los senadores. Incluso la posibilidad de rellenar una quiniela combinada con personas de diferentes partidos, algo insólito en una democracia de listas candadas. En este época de los recortables se poda más lo necesario que lo superfluo. Solo en sueldos de los 208 elegidos se nos van al año alrededor de quince millones de euros, a razón de 5.000 euros mensuales por cabeza.. Y nos siguen vendiendo una moto que no hay por dónde arrancarla.

Me refiero a la leyenda del Senado como órgano representativo de los territorios. Cada vez que alguien pregunta indiscretamente a sus señorías sobre la rentabilidad social de su labor responden que la Cámara debe alcanzar esa meta natural, la de debatir los asuntos relativos a las autonomías. Los grandes partidos han dispuesto de tres década y media -que ya es tiempo- para lograrla, pero permanecen en los tacos de salida como miembros de un  legislativo dedicado a la lectura de segunda mano. Y cuando eso ocurre en la política la traducción se antoja sencilla: no les interesa modificar la siesta eterna, el limbo permanente.

Así que puestos a pensar mal, podemos deducir que el Senado es una patada por elevación y una agencia de empleo para colocar a los correligionarios. Sueldo alto, prebendas vetadas al común de los mortales y presión baja. La fórmula ideal para un retiro perfecto. Mucha gente habrá oído hablar de la Cámara Alta por la polémica web que nos ha salido a casi medio millón de euros. Cualquiera busca en Madrid la Carrera de San Jerónimo, pero a casi nadie se le ocurre visitar la Plaza de la Marina Española. Lo tengo hablado con una ex-senadora que también fue procuradora en las Juntas Generales de Álava. Ella desde dentro y yo desde fuera hemos marcado la misma conclusión. Hay parlamentos de papel, aire envasado al vacío, escenarios de cartón-piedra que nos cuestan tanto como los decorados auténticos.