jueves, 7 de marzo de 2013

Vitoria impresa. Periodismo y ciudad

(Extracto de mi conferencia de ingreso en la Academia de las Ciencias).
 
 
VITORIA IMPRESA. PERIODISMO Y CIUDAD

                                                                                         
 

DATOS PARA UN DRAMA.-

-En la primera quincena de enero de 2103 el Diario de Noticias de Álava firmó un ERE de extinción de empleo para doce trabajadores.

-El 28 de febrero cerró la emisora Punto Radio en Vitoria y cinco trabajadores van al paro.

-Desde 2008, la profesión ha perdido 10.000 empleos.

-El 48% de los periodistas en activo teme perder su empleo este año.

-Progresiva externalización de las redacciones, hasta el punto de que según la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), el 15% ya es autónomo. Una figura mucho más barata para los medios, que se ahorran las cotizaciones a la Seguridad Social.

-Es el único oficio con becarios de más de 30 años o considerados como tales.

-Demasiados sueldos irrisorios, por debajo del mileurismo.

-El gremio más afectado por el desempleo tras la construcción. Después de la ‘burbuja inmobiliaria’ ha llegado la ‘burbuja informativa’.

-Ninguna profesión sufre tanto instrusismo como esta. Basta un máster de ocho meses para trabajar en los medios, mientras nosotros no podemos defender a un reo con un curso en Derecho de la misma duración, por ejemplo.

-Las redes sociales sirven para comunicar, pero no son periodismo. Se requiere el filtro ético del profesional para separar lo importante de lo accesorio.

-Internet es buena en sí misma porque democratiza la información, pero al amparo del anonimato sirve para insultar.

 

¿RELEVANCIA?.-

-Existen oficios imprescindibles, vinculados a la sanidad y la educación.

-Existen oficios necesarios como el nuestro. No se trata de llorar solo por el drama laboral que aqueja a la profesión. La sociedad se juega algo importante sin periodismo, un servicio social que desvela irregularidades y controla al poder.

-Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia.

 

AUTOCRÍTICA.-

-Los profesionales creemos, equivocadamente, estar por encima del bien y del mal. Criticamos al resto de sectores, pero nos falta introspección para desnudar nuestras propias miserias.

-Perdemos crédito con el periodismo político de trincheras y el deportivo de vuvuzela. Si el oficio es esto yo me bajo en marcha.

-El periodismo inició su deriva cuando los economistas sustituyeron a los redactores en los puestos de mando.

 

CONCLUSIÓN.-

-Independientemente del soporte y el avance de la tecnología, el periodismo siempre se nutrirá de historias humanas bien contadas.

 

 

SIN IDEA DE CIUDAD.-

-En Vitoria falta un plan estratégico a largo plazo y al margen de los resultados electorales.

-Lo hubo, gustara a unos y no a otros, durante el largo mandato (1979-1999) de José Ángel Cuerda. Aquel alcalde o ‘el alcalde’ por antonomasia tenía Vitoria en la cabeza.

-Se le puede criticar, sin duda, que vendiera tan caro el suelo para edificar pisos en una capital llana para sufragar el alto coste de los equipamientos sociales como los pioneros centros cívicos. Una generación de jóvenes salió damnificada.

-La ciudad se movió en torno a dos ejes: la solidaridad (ayudas sociales), la calidad de vida y los derechos civiles. La Vitoria conservadora, tradicional y provinciana se convirtió en una referencia progresista. Cuerda me confesó en una entrevista que la decisión más difícil y la que  más satisfecho le había dejado fue firmar una noche en su despacho, y en contra de la recomendación del PNV, el Registro de Parejas de Hecho.

-Para todo ello se requiere alguien que lidere, no sometido a la rígida partitocracia de cada formación política, un relativo verso suelto.

-A Cuerda se le podía achacar una tendencia al despotismo ilustrado, pero él se sentía con autoridad moral y respaldo en las urnas para buscar, según sus criterios, lo mejor para la ciudad.

-No escribo una oda al caudillismo ni un ataque a la democracia, Montesquieu me libre. Tenemos un fraccionamiento político con el que hay que vivir, que precisa acuerdos. He oído defender la mayoría absoluta como único medio de que Vitoria avance, pero no sería necesaria con más generosidad de los dirigentes, más ciudadanía y menos partitocracia.

-El ejemplo lo tenemos a 65 kilómetros. El proyecto Ría 2000 de regeneración de Bilbao, apoyada en el icono del Guggenheim, se aprobó por unanimidad, desde HB hasta el PP.

 

MAQUETAS.-

-Esta es la ciudad de las maquetas que nunca acaban en edificios. La del Auditorio de Alfonso Alonso en el Paseo de la Música; la del BAI Center de Patxi Lazcoz en la Plaza de Euskaltzaindia…

-Somos el hazmerreír de arquitectos con prestigio y premios internacionales. Navarro-Baldeweg o Mariano Bayón ganan y no ven sus obras levantadas.

-La falta de una idea de ciudad nos lleva a tapar socavones. El de la vieja estación de autobuses con el Artium o la nueva en el cráter del fallido BAIC.

-Lo que alguien quiere construir lo derriba el siguiente regidor con un mero soplo porque solo tumba maquetas. Me recuerda al cuento de ‘Los tres cerditos’.

 

CIUDADANOS.-

-No basta con culpar a nuestros representantes. Los vitorianos también llevamos en el pecado la penitencia. Estamos acostumbrados a un alto nivel de vida y nos quejamos por todo. Es una ciudad difícil, con demasiados ombligos particulares a falta de un ombligo común.

-Todo se somete a debate. El ejemplo más representativo, la remodelación de la Plaza de la Virgen Blanca. Run-run permanente hasta que se hizo la obra. Después, las discusiones se evaporan como pompas de jabón. Demasiados debates estériles.

-El victimismo va en nuestra sociología. Pero, cuidado, también lo alimentan desde fuera al considerar que a Vitoria le falta el lábel de la singularidad vasca. ‘Vaya Semanita’, el programa que más ha hecho por la normalización de Euskadi, insistía en la rivalidad Bilbao-San Sebastián con Vitoria como sitio residual.

-Nos enzarzamos en asuntos accesorios cuando en otros lugares lo hacen sobre temas de primera necesidad.

 

BONDADES.-

-Por supuesto que Vitoria tiene cosas buenas, muchas. Por ejemplo, una calidad de vida que solo valoramos por comparación o cuando nos atacan desde fuera.

-Una ciudad cómoda, probablemente mejor para vivir que para enseñar.

-Nuestra apuesta ambiental con una integración de la naturaleza en el término municipal. Espléndido anillo verde o el bosque de Armentia, por ejemplo, sin salir del municipio.

-Un patrimonio notable en un Casco Histórico singular, muy superior al de capitales del entorno. Lástima que una vez más las rencillas políticas hayan terminado con la recuperación iniciada por la Arich. El PP no ve en el barrio caladero de votos y Bildu siempre lo ha considerado un espacio suyo.

-La ‘gran desconocida’ se va quitando los velos que la cubrían. Funciona la publicidad boca-oído de gentes que la visitan y hablan muy bien de ella. Pero no hay manera de meter a los turistas en la cama. Vitoria parece un itinerario obligado entre una noche en Bilbao y la siguiente pernoctación en San Sebastián.

 

CONCLUSIONES PERSONALES.-

-A pesar de la crisis brutal que golpea al oficio, yo me siento orgulloso de ser periodista.

-Sin considerarme un ‘vtv’ –quienes miden la bondad o maldad de todo en función de que sean o no de esta ciudad- yo me siento orgulloso de ser vitoriano.

-Pero no defiendo patrias ni banderas. Me reafirmo en las tres últimas palabras del himno de Andalucía. “Por la humanidad”.

 

 

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